Salvador Ulayar
ABC. 2 de marzo de 2007. Carta al director.
El sábado en Madrid, la Asociación de Víctimas del Terrorismo celebró un homenaje a los 25 asesinados por De Juana, matarife del que ZP nos cuenta que está a favor de su «proceso», ése que acaba de ganar un pulso al Estado de Derecho, el mismo que colocó la bomba que hirió a Gerardo Puente y mató a su compañero Esteban del Amo. El brazo abrasado de mi amigo Gerardo le dice cada día que años atrás fue Tedax. En 1981 su compañero Esteban le acompañaba en el intento de desactivación de la carga mortífera que albergaba un coche bomba preparado por De Juana. Explotó y Esteban murió. Su cuerpo actuó de parapeto para Gerardo, que salvó la vida. La semana pasada mi amigo repartía octavillas en Granada animando a los ciudadanos para que acudiesen a nuestra concentración del sábado. Una mujer se acercó y le llamó fascista, supongo que una mujer envenenada por la propaganda gubernamental anti-AVT. Gerardo volvió a casa profundamente triste, con un dolor inefable. Él, la víctima, era el fascista. Casi no supe qué decirle. Al menos mi llamada le alivió.
Zapatero está consiguiendo que el nivel de sufrimiento de las víctimas del terrorismo llegue a las cotas de aquellos terribles años de plomo. Los asesinados solían ser culpables de algo. La mujer que insultó a mi amigo me recuerda a los que nos insultaban entonces con el infame «algo habrá hecho».
De Juana, ETA, ha ganado su desafío. El comunicado en el que los terroristas asumieron el atentado de Barajas exigía su excarcelación. Hoy, escondido tras un ministro, Zapatero ha cumplido. Precio pagado en la infernal negociación. Estos días, la semana pasada y muchas semanas pasadas de estos años de Gobierno socialista, sus voceros atacan a las víctimas. Terribles las mentiras lanzadas, la difamación permanente contra el presidente de la AVT, Francisco José Alcaraz, a quien respaldamos la abrumadora mayoría de las víctimas. Sin embargo, Patxi López o Manuel Chaves se han pronunciado a favor de sacar a De Juana de la cárcel. El histriónico Rodríguez Ibarra interpretó su papel de coartada del PSOE soltando la perla de «que no se muera ese cabrón», por De Juana, para que no lo conviertan en un mártir. Como si la aplicación de la firmeza del Estado de Derecho frente a un chantajista tuviera que tener en cuenta qué dirán después los batasunos. En cualquier caso, ahora lo aclamarán como a un héroe.
Héroes fueron mi amigo Gerardo y su compañero Esteban, a los que España envió a desactivar aquella maldita bomba, a salvar nuestras vidas y la democracia. De Juana es un asesino múltiple por el que Zapatero se preocupa mucho más que por sus víctimas, a las que no escucha y además desprecia. Hemos pasado décadas en situaciones bien dolorosas, confiando en nuestros gobernantes. Así nos lo demandaban siempre en favor del Estado de Derecho. Nos prometieron su victoria sobre el terror. Nosotros les creímos, necesitábamos creerlo. Las víctimas hicimos una aportación decisiva a nuestro sistema de convivencia y dejamos a un lado cualquier tentación de venganza en aquellos tiempos de humillación y olvido. ¿Alguien imagina qué habría pasado si algunos se hubieran tomado la justicia por su mano? Consolidar la democracia costó el sacrificio de las víctimas. Estamos orgullosos de nuestra actuación, ejemplo de ciudadanía. Pero ahora, cuando ya teníamos a la banda doblegada, Zapatero renuncia a la política que lo hizo posible, negocia y revive a los terroristas. Para las víctimas, adiós a las promesas de décadas. ¿Por qué tanta infamia?
Salvador Ulayar. Hijo de Jesús Ulayar, asesinado por ETA en Navarra en 1979
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